26/4/09

El Remanso

Sentado en un remanso del camino, al frescor de una sombra de diferentes árboles y con un río de aguas claras, donde se veían los peces nadar libremente de un lado al otro de las orillas, miraba hacia el lado del camino de donde venía, recordaba escenas y vivencias de otro tiempo y otras gentes y pensaba ¡¡ cuanto me han enseñado ¡¡ y daba las gracias a tanta gente que compartió con él el camino de su vida, a veces angosto y cuesta arriba, en otras con trampas que te hacían tropezar y caer, en otras más ancho, más desahogado, aunque no por eso con menos piedras y terreno desquebrajado, pero siempre asomaban briznas de hierbas, senderos menos empinados, piedras más pequeñas fáciles de sortear o apartar.

Pero la última parte del camino ya era florecido, mullido por la hierba fresca, era un trecho corto pero con mucha concentración de sí mismo, atrás quedó la astucia, el egoísmo, la soberbia, la vanidad, las rabias, los odios de unos y otros, la felicidad , el compañerismo, la amistad, el Amor de unos a otros, volvió a su realidad y miraba hacia el camino que tenía hacia delante, y sólo veía un abismo, pero eso no le importaba sabía como vencerle, sabía como avanzar, su corto camino de atrás le había enseñado que sólo la verdad que encierra el corazón es capaz de construir un camino allí donde no lo hay, el sabía que sus valores ante él y el universo eran capaces de avanzar por si mismo, como por inercia, con la certeza de quien sigue a un Dios, con la sencillez y la Paz de saberse parte de todo aquello que le da la vida, de todas las manifestaciones de Luz en la Tierra y más allá de ella, así que miraba hacia delante a sabiendas que el camino recorrido quedó atrás , que atrás quedó cada situación en su tiempo, así que se levantó y se puso a caminar nuevamente, con la sabiduría del camino andado, con la fuerza de su corazón y siguió rumbo hacia su interior, hacia su verdadera Luz, aquella que ilumina su camino.




Miguel Angel Garrido