26/1/10

El camino

Caminé por un camino estrecho, los márgenes se juntaban más y mas, tenía forma de embudo, al menos eso me parecía a mí, y piedras, muchas piedras que me impedían avanzar como yo quería, pero a la vez pasaba otra gente por ellas, y ellos…. andaban como si no existieran, incluso había ocasiones en que desde mi mente les decía, ten cuidado con esa piedra vas a tropezar y te vas a caer, pero cuando llegaban a ella era como si no existiera, pasaban sin más, pero cuando yo llegaba a la misma piedra la veía tan clara que evitaba toparme con ella.
Una de las veces sin saber porqué me caí, ¡¡¡ claro que debí tropezar con la piedra que ellos no ven ¡¡¡ me vi en el suelo, sin saber como había sucedido, sin saber como levantarme, el shock que recibí me impactó tanto que no supe reaccionar, algunos se acercaron a ayudarme pero mi impotencia era tal que ni a ellos era capaz de escucharles, seguía sumido en mi desesperación y ante mi rabia rompí a llorar, la gente me miraba apenada y yo me miraba apenado, cuando quise reaccionar para intentar levantarme ya me habían puesto en pie, así que mi impotencia fue aún mayor.
Salí como pude de ese desaguisado y una y otra vez veía esa piedra que en ocasiones esquivaba y en otras no, con la consecuente caída y otra vez de nuevo el shock, la desesperación, la impotencia, a todo esto mi Ego me traicionaba diciéndome cosas como, ya no vales para nada, mírate, cada vez que te caes tiene que venir alguien a ayudarte a levantar.
El camino cada vez era más estrecho y apenas cabíamos dos personas en él y las piedras seguían en medio del camino, cada vez que avanzaba quedaba menos espacio entre las piedras y los laterales del camino, así que pensé que si avanzaba más despacio, más tarde llegaría a ellas, pero para mi asombro la gente no sólo no tropezaba con ellas sino que además era como si las atravesasen.
Una persona que pasaba por allí al verme parado me dijo, si piensas que esa piedra que tienes delante es un obstáculo para ti, así será, yo me le quedé mirando y continúo su camino, me quedé observando, hasta que llegara a la piedra para saber que es lo que hacía, cual fue mi asombro que al llegar a ella la piedra desapareció y pasó por donde debería haber estado, pero mi asombro fue aún mayor si cabe al ver que cuando el pasó, la piedra apareció de nuevo, tal vez me he cruzado con Dios y por eso le sucede a él eso pensé, aunque dentro de mí no me lo creía mucho.
Así que después de reiteradas caídas decidí continuar hacia delante pero escogí mal al compañero de camino, el miedo, miedo a caerme de nuevo, a no poder levantarme, a que mi impotencia sea aún mayor de lo que es, a equivocarme de nuevo, a la tortura de intentar levantarme, a tener que pedir ayuda para hacerlo, a la desesperación, al caminar de nuevo a sabiendas que tengo que volver a caerme, así que otra vez me veía parado sin rumbo , sin Norte, sin ningún sitio a donde llegar por un camino angosto que para colmo sabía que me iba a tirar de nuevo al suelo, otra persona se me acercó y me dijo… parado no haces nada, sigue hacia delante con fe y verás que también tu podrás atravesar las piedras, se marchó y allí quedé yo de nuevo parado viendo como se iba y como llegaba a la piedra que desapareció al llegar y que apareció cuando la pasó, otro Dios pensé yo, vaya hoy debe ser mi día, se me acercan todos los Dioses, que siga hacia delante me ha dicho, pero si mis piernas apenas se me mueven ya, mis pasos son tan cortos que avanzar me supone un sacrificio, que con fe podré atravesar esas piedras…, ¿qué fe? ¿pero como voy a atravesar las piedras? ¿con fe? ¿qué acertijo es este?.
Claro que el otro también me dijo que si pienso que la piedra es un obstáculo será así,¡¡ claro que pienso que es un obstáculo además es enorme¡¡, como es posible que ellos las atraviesen, seguro que al final son Dioses, al cabo de un trecho aparece otra persona que me dice, los obstáculos los creamos nosotros, cuando nosotros dejamos de creer en él desaparece y se desvanece de nuestra mente, sólo cuando nosotros dejamos de creer y crear en nosotros es cuando la mente pone los obstáculos, y siguió hacia delante, como ya me esperaba al llegar a la piedra, ocurrió al igual que con los otros y ya casi ni me sorprendía, incluso imaginé por un momento que yo podría hacerlo, así que como me quedaba poco para llegar, tal vez un poco colmado de impaciencia, arremetí hacia delante hasta que llegué a ella, y de pronto me paré, todo ímpetu quedó atrás, me quedé petrificado, apenas podía respirar, todos mis miedos brotaron a la vez, ahí estaba delante de mi apenas a un paso, a mi alcance, y pensé en aquellas palabras que por el camino me dijeron, y arremetí de nuevo con el pensamiento puesto en que cuando llegará a ella la piedra no estaría, y fui a dar de nuevo con mis narices contra ella y de nuevo al suelo.
Encolerizado intenté levantarme y no pude, es más, ya no tenía ganas de levantarme, sin darme cuenta quedé atrapado en mis propios obstáculos, si tenía pocos encima se me suma el de las ganas de no levantarme. De pronto alguien se acerca, me preguntó ¿necesitas ayuda?, miré alrededor y no vi a nadie, ¿porqué me buscas alrededor tuyo? Estoy dentro de ti aunque durante todos estos años no me hayas hecho caso, pero yo he escuchado como tú las palabras que te han dicho.
Puede ser que estés dentro de mi…, pero tu no puedes ayudarme a levantarme, te equivocas le dijo la voz que aparecía desde dentro, yo puedo darte la fuerza para levantarte, y muchas cosas más que te serían imposible tenerlas sin mí, ah… y… ¿quién eres tú? pregunté, pues aquel que sabe que te sientes ridículo o medio loco por hablar conmigo, pero mírate, estás en el suelo sin poder levantar, ¿acaso tienes otra solución? O ¿piensas esperar a que de nuevo pase alguien para ayudarte y volver a dar con tus narices en el suelo?, pero si es eso lo que quieres sólo necesitas tiempo, seca tus lágrimas y espera a que llegue alguien , seguro que en poco tiempo alguien aparecerá, y pasó el tiempo y nadie llegaba, su obstinación empezaba a dejar paso a esa voz que retumbaba en su cabeza, la recordaba como si hubiese hablado en estos momentos con ella. Hola voz ¿estás ahí? claro que estoy, y dices que tu… ¿puedes ayudarme a levantar? si, claro que si, pues entonces adelante voy a levantarme con tu ayuda, que puedo hacer para ayudarte? sólo seguir aquello que yo te vaya diciendo, creo que si me agarro a la piedra podré levantarme mejor, la voz dijo, ¿piedra? ¿qué piedra? yo no veo ninguna piedra, a no ser que a la tierra del camino le llames piedra, la que tengo detrás de mi que del golpazo que me dí con ella he quedado dado la vuelta, no hay ninguna piedra detrás de ti, miré hacia atrás y la piedra no estaba, ahora si que estaba asustado, tanto, que las piernas me empezaron a temblar, no tengas miedo me dijo la voz, yo siempre he estado y estaré contigo aunque decidas de nuevo no volver a hablar conmigo, siempre he estado protegiéndote, así que siempre me tendrás a tu lado, no temas, ¡hay una cosa que no entiendo¡, si siempre me has estado protegiendo ¿porqué me has dejado llegar a este estado en el que me encuentro? porque cuando yo te hablaba hacías caso a los sonidos que te llegaban de afuera y no hacías caso a mis llamadas, yo soy tu verdadero Yo, tu Espíritu , tu Luz, el único que conoce el camino de la verdad, me hablas como si fueses un Dios dentro de mí, digamos que somos semejantes dijo la voz, si sigues mis pasos yo quitaré tu abatimiento y tus miedos, tus recelos e impotencias, tu incomprensión y tu cólera, aclararé tu mente y quitaré tus obstáculos, te diré por donde caminar en la vida, pero para eso necesito ser escuchado, si pero ahora te estoy oyendo, antes no te he escuchado, es normal que no me escucharas has estado muy ocupado siguiendo lo que decían unos y otros.
Has dejado decisiones importantes de tu vida en manos de otros y sin darte cuenta has dejado tu vida en sus manos, y cuando tu la cojías de nuevo era diferente a como la dejaste, y cuando quisiste echar cuentas ya era demasiado tarde para seguir un rumbo fijado por ti, en el cual tu tomaras las decisiones, pero como te he dicho, siempre he estado a tu lado protegiéndote.
Después de unos minutos de silencio empecé a incorporarme como pude, primero me senté, me giré busqué una posición que pudiera permitirme levantar, mis manos me ayudaron en el apoyo, poco a poco fui desplazando una pierna hacia delante, hasta que la pude apoyar con más o menos seguridad, después mis manos apoyaron sobre la rodilla de la pierna apoyada en el suelo y empecé a levantarme, poco a poco, con miedo pero a la vez con la seguridad de poder hacerlo, y de pronto, estiré la pierna y me puse de pie, me miré, miré a mi alrededor girando mi torso, la gente me sonreía al pasar delante de mi, no sabría explicar mis sentimientos en esos momentos, había logrado levantarme por mi mismo, me sentía orgulloso, triunfador en una carrera de un solo participante, y de pronto eché de menos esa voz, miré dentro de mi esperando escucharla dándome la enhorabuena, pero todo era silencio, me sentí sólo, muy sólo, comencé a llorar,… la falta de esa voz que salía de dentro de mí no estaba , había desaparecido, se me acercó una persona y me dijo, enhorabuena vi tu caída y como te levantaste, realmente hay que tener fe para poder levantarse como tu lo has hecho, no he sido yo le dije, era una voz que me hablaba dentro de mi, ella me dio la fuerza y la fe que necesitaba y dijo que siempre estaba conmigo, que me protegería, pero la he perdido, no la oigo y me desespera no saber que hacer para volver a oírla, debo marcharme ya, buen viaje, y la persona se alejó de mi.
Empecé a caminar de nuevo y aprendí que dentro de mi hay “alguien” que se ocupa de que mi camino sea el correcto, llegué a un cruce y fui a tomar por instinto uno de los caminos que seguía y al ir a entrar en él volvieron las piedras, aquellas que habían desaparecido y pensé que todo había sido un sueño, bonito pero un sueño al fin y al cabo, pero se me ocurrió mirar a otro camino que de allí salía y no había piedras, así que opté por ese camino entré y seguí caminando al cabo de un buen trecho, escuché de nuevo la voz que decía, buena elección, yo esbocé una sonrisa más de salvación que de sorpresa y le dije… te he echado de menos, ¿porqué? te dije que siempre estaba a tu lado, ¿quién crees que te ha dado claridad para que veas el otro camino? Tan sólo has visto una forma más de cómo hablo, ya comprenderás que mis manifestaciones de expresión son infinitas, y marchó seguro de estar en la mejor compañía posible, su Ser, su Espíritu, albergado en su corazón.





Miguel Ángel Garrido

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