25/10/10

Cuaderno del hombre imperfecto 2ª parte


Como digo, son muchas las experiencias pasadas y los aprendizajes a elaborar y conservar, me refiero a elaborar y conservar, a la capacidad de poner en práctica las experiencias y que esta aptitud se dé después en el tiempo.
Hay gente que yo he visto y sigo viendo, (de hecho a mi me sigue sucediendo muy de vez en cuando pero me sucede), que cuando tengo una situación en mi vida y creo haber aprendido de ella, de pronto aparece una duda que me mantiene de alguna forma alerta para la siguiente repetición de esa situación, esa alerta es la que me va a permitir enlazar las 2 situaciones en su esencia, porque dentro de mi sé, que la vida me pondrá de nuevo la experiencia a fin de valorar si mi aprendizaje es correcto o no.

Evidentemente la decisión de la segunda vez con respecto de la primera, si el aprendizaje es correcto es mucho más rápido y más consciente, apoyado con una gran fe que por un lado te da la fuerza de una decisión que tomaste anteriormente y que por otro lado te da la iluminación de la sabiduría, como diciéndote “no te preocupes en tu decisión, has tomado la correcta”.

El desconocimiento del camino por mi parte, es el que hace que tome una decisión correcta o no. Ya sé que en mi y en el resto de la humanidad lo que llamamos camino no es más que la búsqueda en nuestro interior de Dios Omnipresente en nosotros. Que Él está ahí, creo que la mayoría de la gente lo sabe o al menos lo intuye, pero… ¿cómo saber cual es la decisión correcta en cada caso?, ¿cómo sabemos que esa decisión nos acerca a ese Dios interno? si la buscamos desde un plano en el que miro mis intereses a corto plazo, la posibilidad de error aumenta porque no estoy decidiendo sobre algo que me dé una perspectiva en el tiempo, donde esa decisión tenga bases suficientemente fuertes como para ser mantenidas, sería algo así como hacer un decreto de alma en algunas decisiones. Parece excesivo ¿verdad?, pues a mi mismo me digo que en demasiadas ocasiones lo he hecho, con toda probabilidad erróneo, por desconocimiento de aquello que sentenciaba en mi decisión y que luego por supuesto me he arrepentido, sin demasiada conciencia en ello me había juzgado, sentenciado y ejecutado. Es lo que llamamos un muro enorme que no me deja vivir en paz y mucho menos desarrollarme.

Un nuevo error, jejejeje, (risa de vergüenza de mi mismo) ¡¡y cómo quitarlo pensé… pues me puse a utilizar diferentes herramientas que había aprendido en diferentes talleres a los que asistí, otras que venían de mis estudios y otras que simplemente me decía la gente y que yo hacía a fin de que aquella tortura interior terminara de una vez por todas. A todo esto te ataca el pesimismo, la irritabilidad, la falta de descanso, la infelicidad, etc.., en todas sus formas y puedo asegurar que tiene muchas caras reflejadas desde mi interior, que parece ser que para los demás son las mismas o al menos bastantes similares según lo que yo he vivido. ¿Funcionaban estas herramientas en mi?, si pero siempre faltaba algo, que hacía que ese algo se volviera a levantar con el tiempo ese muro. Hasta que un día vi que estaba afrontando esa situación desde un plano que no era el correcto, con lo cual esos muros que inconsciente o conscientemente levanté podían ser derribados si la perspectiva del plano es la correcta.


Miguel Ángel Garrido